The Gentlemen (The Gentlemen, 2019)

Me he pasado un buen rato tratando de entender qué es lo que no funciona en esta película. A primera vista, parece interesante: buenos actores, buen director y el siempre llamativo género negro. Pero no funciona y no sabía por qué. Hasta que me he dado cuenta: demasiada charla.

Hay una especie de sub-género del cine negro con personajes pintorescos, historias enrevesadas y violencia desmadrada, del que películas como Snatch o Pulp Fiction son el mejor exponente. Son historias que nos acercan a personajes situados al margen de la ley a los que no conocemos, y que precisamente por eso resultan interesantes. ¿Cómo habla un matón de la mafia? ¿Cómo cierran los tratos esta gente? ¿Tienen relaciones normales de amistad o amor?

Si en Snatch echábamos un vistazo a criminales de medio pelo, que se ganaban la vida con peleas ilegales, aquí nos adentramos en la aristocracia del crimen organizado. Mickey Pearson (Matthew McConaughey) es un americano afincado en Inglaterra, que ha construido un próspero negocio de cultivo de marihuana en invernaderos ocultos. Tras unos cuantos años de lucha, tiene ganas de retirarse y tantea la posibilidad de venderlo todo a cambio de la modesta cifra de 400 millones de libras.

Claro, el comprador (Jeremy Strong) tiene sus propias ideas y, aunque considera que el negocio es una buena oportunidad, quiere conseguirlo a precio de saldo y no a precio de mercado, por lo que organiza una serie de problemas que pongan a Pearson contra las cuerdas y le obliguen a vender a bajo precio. Entre medias, el hombre fuerte de Pearson (Charlie Hunnam), tiene que resolver los problemas diarios del negocio, que van desde proteger las plantaciones, hasta rescatar a una hija de papá del piso de farloperos al que se ha escapado.

Al fondo tenemos a un entrenador de boxeo (Colin Farrell) que asegura que no es un mafioso, pero que demuestra una gran solvencia en resolver problemas de todo tipo.

Hay dos cosas que llaman la atención en la película. La primera es la ausencia de ciertos elementos típicos del cine de Guy Ritchie, que es un director con un marcado estilo personal y una gran afición a los montajes rápidos y los ángulos de cámara creativos. Snatch no sería Snatch sin esa cámara que de vez en cuando nos lleva a un primerísimo primer plano. Bueno, pues aquí no verás nada de eso.

La segunda son los larguísimos diálogos expositivos. Casi desde el principio contamos con un extraño personaje (Hugh Grant) que intenta sacar su propio beneficio extorsionando a Pearson. Y lo hace contando una larguísima historia en la que le demuestra que sabe todo lo que está pasando y que puede dar, a quien le pague mejor, la información clave para ganar la guerra o perderla.

Y en este tipo de cine el diálogo es fundamental. No estamos sólo ante una película de acción y tiros entre bandas rivales, sino que los personajes, sus personalidades y forma de hablar son fundamentales para crear una historia interesante. No es lo que hacen los personajes, sino cómo lo hacen.

Lo que pasa es que las escenas de acción se han eliminado casi por completo y los monólogos del personaje de Hugh Grant se extienden hasta que llega un momento en el que están deseando que alguien se levante y le pegue un tiro. No sólo es que no haga avanzar la historia, sino que la frena con sus continuas bromas, bravatas, provocaciones y chistes malos. El resultado es una película de casi dos horas de duración a la que le sobran, al menos, veinte minutos.

Todo el mundo actúa de forma estupenda y las interpretaciones son fantásticas. Viendo a Charlie Hunnam con sus modales controlados y su fría mirada, uno no se puede creer que sea el mismo actor que hace unos años mataba monstruos gigantes dentro de un robot más gigante aún en Pacific Rim. Matthew McConaughey ha superado la barrera de los cincuenta años sustituyendo sus papeles románticos con personajes más profundos y elaborados. y Hugh Grant está sorprendente en la piel se ese chantajista de medio pelo, que salta como una liebre al primer ruido que suena a sus espaldas.

No es un problema de reparto, de historia ni de personajes, sino de desarrollo. La historia se ve frenada por un truco argumental interesante, la «historia dentro de la historia» que Hugh Grant nos cuenta y se va desarrollando en la pantalla. Pero es un narrador que no aporta nada, aparte de sus tics y peculiaridades.

En todo caso, es una película entretenida aunque es de esas que ves una vez y no tienes muy claro si volverías a verla entera.

Trailer:

The Gentlemen (2019)

6.9

Premisa

8.0/10

Guión

6.0/10

Interpretación

8.0/10

Producción

8.5/10

Factor "La volvería a ver"

4.0/10

Pros

  • La premisa, que es curiosa
  • Los actores, todos geniales
  • Los personajes, llamativos

Cons

  • Los largos monólogos
  • La falta de ritmo