Han Solo: Una Historia de Star Wars (Solo: A Star Wars Story, 2018)

Se ha cumplido la profecía. En cuanto Disney ha puesto sus garras sobre la franquicia de Star Wars la ha convertido en un mero producto comercial que trata de explotar al máximo una mitología creada hace 40 años en torno a conceptos que se han perdido en el camino. No queda nada de la Fuerza, de la lucha entre el imperio y los rebeldes. Ni siquiera del carisma de los personajes originales. Y eso es grave, porque se supone que ésta es la «precuela» que explora los orígenes del más encantador de todos los pillos de la galaxia.

Solo, Una Historia de Star Wars es… prescindible. Olvidable. Anodida. Sosa. Al menos no te sientes con la sensación de que te han robado por cobrarte la entrada y no es tan mala como Ant Man y la Avispa, que comenté hace unos días. Todos los motivos por los que esto llevaba un mal camino se han cumplido. Veamos por qué:

La película no es más que un mero vehículo de mercadotecnia

Aquí lo importante es seguir explotando hasta la saciedad el mito Star Wars y todo lo que sirva para vender camisetas, muñecos, gorras, construcciones de Lego y lo que se ponga por delante, sin importar cómo afecte al desarrollo de la historia.

Este no es Han Solo

Han Solo es el paradigma del listillo, ese chaval del colegio que te cae bien por simpático, pero que te quita la mitad del bocadillo si puede. Aún así, su buen corazón te llega y es algo que está ahí. Pero también es un consumado contrabandista y profesional en lo suyo. Nada de eso se ve en la interpretación de Alden Ehrenreich, que no consigue recordarnos al personaje de Harrison Ford. Y estaría obligado, porque no se trata de un «reinicio» o un universo paralelo, que justificase el cambio de orientación en el personaje, sino una precuela, en la que cada movimiento debe conducirnos a un resultado que ya conocemos.

La historia no despierta emociones

Sabemos lo que va a pasar. Sabemos que Han y Chewie van a ser amigos, que Solo se queda con el Halcón Milenario, que Lando es más colega de lo que parece… pero ninguno de esos momentos, cuando se producen, nos genera la complicidad y satisfacción que se espera. Kira, la amiga de juventud de Solo, comenta que sus recuerdos en común van siempre acompañados de una sonrisa, pero creedme que NI UNA SOLA VEZ te asoma esa sonrisa al ver la película. Todo te da igual… es gente a la que le pasan cosas, pero ninguna te interesa demasiado.

Los personajes se han diluido en un mar de corrección política

Y es que a fuerza de querer meter la puñetera ecuanimidad y corrección en todas partes, terminan por eliminar cualquier atisbo de interés y realismo. El malo malísimo, que al principio parece que rivaliza con Darth Maul en su habilidad de lucha y control de la fuerza, termina siendo una adolescente rebelde que quiere recuperar el peluche que tenía cuando era niña y la separaron cruelmente de sus padres. Puaj… Por cierto… OTRO VILLANO CON MÁSCARA QUE NO NECESITA MÁSCARA.

Los secundarios han dejado de ser simpáticos para ser cargantes

Es difícil llegar a los niveles de irritación que generó Jar Jar Binks, pero joder… se esfuerzan, se esfuerzan. C3PO era un listillo, pero en fin, te hace gracia. R2-D2 no hablaba mucho, pero era sumamente expresivo y simpático. L3-37, el androide que acompaña a Lando, es cargante a más no poder. Pero bufff… muy cargante.

Pasan por ahí Woody Harrelson y Thandie Newton en dos papeles menores que podían haber dado más de sí y que se quedan en nada.

La historia es oscura, demasiado

Pero no porque sea un drama o un pozo de ambiciones desenfrenadas, sino porque o se han fundido la mitad de las bombillas o no querían que se disparase la factura de la luz. J.J. Abrams ha sabido dar a la nueva etapa de Star Trek un toque brillante, luminoso y alegre que inunda sus películas. El puente del Enterprise es fascinante. Aquí es todo gris, oscuro, penumbroso. Un diseño de producción que en absoluto casa con la historia simpática y alegre que, se supone, es la biografía de Han Solo.

En resumen, una película correcta para ver una vez sin pretensiones, alejada de muchos elementos básicos de la mitología de George Lucas y que no despierta las emociones y simpatía que debería. Lo peor: Emilia Clark, que aquí demuestra que no tiene ningún talento como actriz y que lo de Juego de Tronos era un espejismo, si es que alguien lo dudaba. Lo mejor: Chewie. De verdad, es el único que despierta simpatía.

Trailer:

Han Solo (2018)

Por determinar
6.2

Premisa

5.0/10

Guión

4.5/10

Interpretación

5.0/10

Producción

8.5/10

Música y sonido

8.0/10

Pros

  • La producción es espectacular
  • Se puede ver, aunque no despierte pasiones

Cons

  • Los secundarios "graciosos"
  • Todo es muy anodino
  • Y oscuro, hay que ir con linterna