Las películas de submarinos resultan fascinantes por varias razones. La principal es obvia: tienen lugar en un entorno exótico, cerrado y lleno de peligros. Aquí tienes una selección de este tipo de películas, para que pases una buena tarde de fin de semana.
Filmar en un entorno cerrado siempre es un desafío y el cine tiene un amplio abanico de subgéneros, como pueden ser las historias localizadas en un avión, un tren, una habitación cerrada… o un submarino. Cada una de estas localizaciones añade su propia tensión al ritmo narrativo y, en el caso de los submarinos, los protagonistas están siempre amenazados por una muerte horrible por asfixia o aplastamiento. Da igual lo que hagan. Si meten la pata, no sólo el monstruo que les amenaza o el asesino que se esconde en los pasillos de la nave puede atraparles, sino que, además, una tromba de agua puede matarles en cualquier momento.
He seleccionado estos diez títulos de toda la historia del cine y todos los géneros, para darte ideas de cara al próximo fin de semana y que descubras o recuerdes títulos muy entretenidos de esta categoría.
20.000 Leguas de Viaje Submarino (1954)
Imposible empezar esta selección sin el clásico más importante de la ciencia-ficción sobre submarinos, con personajes carismáticos. El Capitán Nemo, con su ambiguo comportamiento ético por un lado y criminal por el otro, es la quintaesencia del hombre misterioso y su nombre ha trascendido la novela original de Julio Verne para convertirse en una referencia en sí mismo.
Aunque han pasado casi setenta años desde su realización y los efectos especiales están claramente superados, la realización, la ambientación y el ritmo narrativo son inmejorables y sigue siendo interesante ver el viaje que hacen el profesor Annorax, el arponero Ned Land (interpretado por un magnético Kirk Douglas) y el temeroso Consejo para descubrir la bestia submarina que aterroriza el tráfico de pasajeros en todo el mundo. Imprescindible.
Primera de las dos comedias que incluyo en esta selección, elegidas para ver cómo ha evolucionado el humor y el contexto social en los setenta años que van desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hasta el cambio de siglo con la aparición de nuevas tecnologías y una corrección política que nos hace parpadear ante ciertas bromas que se consideraban «normales» a mediados del siglo pasado.
La tripulación de un submarino con bastantes reparaciones pendientes se ve forzado a iniciar su travesía por el acoso de las tropas japonesas. Sin personal suficiente, sin repuestos, sin medios e incluso sin pintura para proteger la nave de la corrosión (lo que les obliga a mezclar lo que hay disponible y darle ese tono rosado), los protagonistas consiguen ir resolviendo los problemas con bastante humor.
Basada en una novela de Alistair MacLean, esta película es un producto típico de la Guerra Fría de los años 60, cuando la desconfianza entre los dos grandes bloques militares del mundo (la OTAN y el Pacto de Varsovia) y la constante amenaza de una guerra nuclear dominaban las noticias y el ritmo del mundo.
El comandante James Ferraday (Rock Hudson) recibe órdenes de llevar a varios pasajeros civiles a bordo de su submarino nuclear hasta una remota estación meteorológica en medio del ártico. Nadie sabe qué van a buscar, por qué es tan urgente o qué motivaciones tiene cada uno de los personajes.
Basada en una novela de Lothar-Günter Buchheim, estamos ante una gran película salida de una gran historia, en la que se huye del maniqueísmo de buenos y malos a ambos lados de la confrontación bélica, en este caso la batalla del Atlántico en plena Segunda Guerra Mundial, y nos muestra cómo los tripulantes de aquellos primeros submarinos de guerra lo pasaban mal casi todo el tiempo.
Un periodista del ministerio de propaganda nazi acompaña a la tripulación de un submarino, el U-96, en una de sus salidas de combate. Esperando retratar la gloria del ataque a las naves enemigas, inmediatamente descubre que la vida a bordo de la nave es una sucesión de ataques de nervios por la tragedia de las misiones, el miedo a ser destruidos y la tensión de los turnos inacabables en un ambiente claustrofóbico sin ver la luz del sol durante días o semanas.
La Caza del Octubre Rojo (1990)
Cuarta película de la lista basada en una novela y, de nuevo, una gran novela. El libro del mismo título, escrito por Tom Clancy en 1996, fue uno de los mayores pelotazos editoriales de la década, similar al éxito que pudieron tener las novelas de Stephen King, en el género de terror, o de Michael Crichton en el tecno-thriller.
El nuevo, mayor y más poderoso submarino de la armada soviética deja el puerto de Polyarny para cumplir una misión rutinaria de entrenamiento. Pero al poco tiempo de zarpar, el capitán Marko Ramius (Sean Connery) cambia de rumbo y desaparece, dirigiéndose a toda velocidad a la costa norteamericana. Según los rusos, con intención de disparar sus misiles nucleares.
La historia es tan buena, el argumento es tan intenso, que parece mentira que esta película no esté basada en una novela. Pero no, en este caso se trata de un guión original, que surgió de los debates entre los productores y la marina estadounidense sobre la credibilidad de un motín a bordo de un submarino nuclear.
El USS Alabama, un submarino misilístico capaz de desplegar decenas de cabezas nucleares en casi cualquier lugar del mundo, parte para una misión rutinaria cuando, durante la travesía, recibe una orden incompleta que parece contener instrucciones para atacar una instalación de misiles rusa. Incapaces de contactar para confirmar la orden, el comandante (Gene Hackman) y el primer oficial (Denzel Washington) se enfrentan para tomar el control de la nave.
Segunda comedia de la lista, protagonizada por Kelsey Grammer que, en el momento de su estreno, era una estrella en alza por el éxito de la serie Frasier. Siguiendo el tono de dicha serie, nos encontramos ante una comedia ligera y bienintencionada, llena de chistes ingeniosos, con la que pasar algo más de hora y media con la sonrisa casi siempre en la cara, aunque sin caer en la carcajada.
El Teniente Comandante Tom Dodge se encuentra casi al final de su carrera, víctima de la mala fama que ha conseguido entre el almirantazgo por sus excentricidades. Como última oportunidad, le entregan el mando de un viejo submarino diésel, una tripulación de inadaptados y la imposible misión de atacar la base naval de Norfolk.
Muy bien dirigida, muy bien ambientada, muy bien interpretada y muy bien escrita, estamos ante la típica película de acción que no te deja mucho tiempo para pensar mezclando espionaje, guerra y el interior de un submarino de la Segunda Guerra Mundial, a la caza de la máquina Enigma de los alemanes.
Lástima que el desarrollo de la historia sea algo más parecido a la ciencia-ficción o los universos paralelos que la realidad, porque es el equivalente a que el cine americano hiciese películas en las que ellos expandieron Roma, invadieron China o lideraron las Cruzadas. En todo caso, si te olvidas del realismo (es una peli), la historia es muy entretenida y ya la he analizado en otro artículo.
Hay naves que parecen condenadas desde el momento en que las botan al mar. Y hay momentos en que el fervor comunista no sirve para compensar los errores del astillero o la falta de calidad del trabajo. Por muchas amenazas de gulag que lances a la tripulación, si las cosas están mal hechas, no hay nada que hacer.
En 1961 el submarino nuclear K-19 sale en su viaje inaugural comandado por el capitán Alexei Vostrikov (Harrison Ford). Pero lo que tenía que ser una misión rutinaria de comprobación se convierte en una tragedia, cuando la nave va mostrando los problemas de una construcción defectuosa. Poco realista, un poco lenta, pero con una buena historia.
No es a propósito que ponga dos películas seguidas que contienen una crítica al sistema de producción de la Unión Soviética, y las secuelas que dejó en la sociedad rusa. Simplemente, son películas recientes de cierto interés, que retratan momentos en que el hombre debe enfrentarse a su supervivencia tras un accidente en el interior de un submarino.
El accidente del Kursk fue una tragedia que pudimos seguir casi en directo a través de las pantallas de televisión en Agosto de 2000, cuando la explosión accidental de un torpedo hundió la nave a poco más de 80 metros de profundidad. La lentitud burocrática, el celo oficial en negar errores y el orgullo de no pedir ayuda a potencias extrajeras terminaron por provocar el mayor accidente submarino de los últimos años.
Mención honorífica: The Abyss (1989)
No sé decir si es o no una película de submarinos, porque no hay uno, sino varios, aunque la acción transcurre sobre todo en una plataforma petrolífera. En todo caso, las innovaciones técnicas que hizo James Cameron, la originalidad del guión y la soberbia interpretación de todos los actores, hacen que la recomiende sin duda alguna.
Un submarino americano se hunde tras avistar una extraña nave luminosa que se desplaza a gran velocidad, por lo que la Marina envía un equipo de urgencia a determinar lo que ha pasado. Para conseguirlo, utilizarán las instalaciones de una plataforma petrolífera experimental, asentada en el fondo marino.