Cuando un personaje de cómic desarrolla sus aventuras durante décadas, como es el caso de Hulk, llega un momento en que éstas se limitan a re-interpretar una y otra vez sus inicios o sus eternos conflictos. Pero ¿y si les sacamos de su entorno habitual? ¿Cómo se comportaría Hulk si tuviera la oportunidad de empezar desde cero en un planeta totalmente distinto?
Los conflictos de Spider-Man con el editor Jonah Jameson o de Superman con Lex Luthor son un tema recurrente en las recreaciones de estos personajes. Por un lado son familiares y puede hacer gracia ver un enfoque nuevo en alguno de ellos, pero también pueden convertirse en un chiste recurrente que termine por cansarnos.
En el caso de Hulk, éste lleva más de 50 años peleándose con el padre de su novia, el general Ross, o manteniendo una relación de amor-odio con Los Cuatro Fantásticos y otros personajes. Lo único que ha cambiado en estas más de cinco décadas es el propio Hulk, que ha evolucionado de un gigante de gran fuerza pero poco entendimiento y ningún control sobre sus transformaciones en Bruce Banner, a un ser de fuerza ilimitada y conciencia plena, que decide a voluntad si mantiene una personalidad u otra durante largos periodos de tiempo. Pero el entorno sigue siendo el mismo. Así que ¿qué podían hacer los guionistas para dar el siguiente paso en el desarrollo del personaje? Pues mandarlo a otro mundo, que es lo que abre el ciclo argumental de Planeta Hulk.
Asustados ante la posibilidad de que el gigante verde destruya más cosas en la Tierra, incluido el propio planeta, Iron Man, Dr. Strange, Rayo Negro y Mr. Fantástico le meten en una nave y le lanzan a un distante planeta en el que debería poder vivir en paz. Peeeeero (no puede haber historieta sin un pero), la nave se desvía y termina en un mundo completamente distinto, Sakaar, completamente opuesto a lo que éste grupo pretendía para Hulk. Así, si ellos habían planeado mandarle a un planeta deshabitado, lleno de vegetación y pequeñas formas de vida que le molestasen, Sakaar es un planeta árido, rocoso y gobernado por un cruel rey que disfruta con los espectáculos de gladiadores a muerte.
Hulk cae en una escuela de gladiadores en la que le colocan un disco de obediencia que controla parte de su voluntad, y le obligan a luchar con otras criaturas, ante la lejana posibilidad de ganar su libertad si supera todos los obstáculos. Pero lo que termina logrando es reinar él mismo en el planeta, aunque no sin tener que despejar su camino a golpes y (sorprendentemente) bastante tacto político para lograr la paz entre las distintas razas que pueblan Sakaar.
Así que el interés no reside tanto en ver a nuestro querido Hulk machacando cosas (que lo hace un buen rato) sino en asistir al desarrollo del personaje, libre de las influencias de la Tierra. Aquí Hulk labra su propia historia, sin tener que preocuparse de un Dr. Doom que le haga la vida imposible. Se la hacen otros personajes, pero tiene una oportunidad de vencer y no estamos condenados (ni él ni los lectores) a ver una nueva versión de lo que ya sabemos.
Los personajes que rodean a Hulk, todos ellos nuevos al ser un escenario completamente distinto al que conocemos, forman un grupo interesante, con una historia y una personalidad bien explicadas, que incluyen a la única mujer que llega a querer a Hulk en su forma monstruosa y, al mismo tiempo, en su forma humana.
El resultado es una historia entretenida, aunque un poco larga en algunos puntos, con un par de giros sorprendentes al descubrir nuevos límites a los poderes de Hulk o, más bien, la falta de límites para ellos. Es interesante ver cómo avanza su faceta de líder y gobernante, más allá del personaje con poco cerebro de los inicios, que no alcanza a otra cosa que abrirse camino a guantazos.
El dibujo es bueno, aunque nada excepcional, y en algunos puntos podríamos decir que se ha quedado estancado en la ilustración de los años 90, con sus planos contrapicados y diseños de robo-manga. Pero en cuanto a la acción y el reparto de viñetas, es bastante bueno. No te vas a aburrir leyendo la historia, ni vas a pasar las páginas en dos segundos porque tengan poco contenido.
En contra de lo que dicen otros, yo no veo realmente mucha originalidad en el relato de Planeta Hulk: si cambiamos algunos elementos, lo que tenemos es una de las muchas historias de Conan, abriéndose paso con esa mezcla de furia salvaje e inteligencia natural que tanto admiramos.
El cómic es de 2007, aunque se ha reeditado varias veces en los últimos meses dado que una parte importante de la historia (los discos de obediencia, el coliseo de gladiadores y algunos personajes como Korg se incluyeron en el guión de Thor: Ragnarok. También hicieron una película de animación en 2010, aunque para mí el resultado fue nefasto y no te la recomiendo.
Lo mejor fue la continuación, World War Hulk, que me ha encantado, te la recomiendo desde este mismo momento y ya la comentaré en profundidad otro día.