Valkiria (Valkyrie, 2008)

No. Es que no. O sea, que no. Definitivamente no. Hay algo en Valkiria que hace que las cosas no terminen de encajar como debieran, lo cual es difícil de explicar y a mí me ha exigido un buen estudio de otras críticas y un par de libros de texto para entender porqué. Vayamos por partes.

Publicado el 20/11/2011, revisado el 30/07/2018

Hitler era muy malo. Eso lo sabe todo el mundo, pero Hitler no estaba en todos lados y alguien tenía que ejecutar sus órdenes. Ese «alguien» fueron millones de alemanes, civiles y militares, que creyeron en sus promesas como una forma de recuperar la estabilidad y orgullo nacionales. Porque, no olvidemos, Alemanía estaba sumida en una ruina semejante a la que ahora pasa Venezuela a causa de los tratados de Versalles y LocarnoClaus Graf von Stauffenberg fue uno de esos militares dispuestos a dar su vida por el honor de su país y la institución a la que servía y esta película cuenta la historia del complot que dirigió para asesinar a Hitler.

Stauffenberg era lo que se llama un “hombre de honor”, un militar de prestigio que ascendió con cierta rapidez en el escalafón por sus dotes de organización y mando, que vivió la transformación de los cuerpos de caballería en unidades de infantería acorazada. A bordo de las nuevas unidades motorizadas pudo ver desde primera fila cómo se ocuparon los Sudetes sin mucha oposición a finales de los años 30, cómo se arrasó media Europa en la primera fase de la Operación Barbarroja y cómo los soldados alemanes se congelaban en el frente ruso por falta de suministros en el invierno de 1942.

La crueldad con la que los miembros de las Sicherheitsdienst, escuadrones de la muerte de las SS, exterminaban a los judíos en retaguardia y la cadena de derrotas sufrida por el Reich a partir de ese mismo año le convencieron de que el régimen nazi debía llegar a su fin. Cuidado, que Stauffenberg no era un hippie izquierdista; en los primeros años del régimen estaba convencido de que Hitler no era el jefe militar más adecuado para el país, pero confiaba, como muchos alemanes, en que tras la guerra y una vez recuperada la estabilidad y grandeza del país, fuera posible librarse de los nazis en el juego democrático o mediante un golpe de estado.

Viendo que esto no iba a ocurrir, con los rusos acercándose a Berlín en 1944 y sus ejércitos retirándose en todos los frentes ante la incapacidad del Alto Mando para evitarlo, Stauffenberg entró en uno de los varios grupos de resistencia que surgieron, con la intención de derrocar el régimen de Hitler. No cuento la historia del golpe, porque merece la pena ver la película para enterarse de los detalles.

La película es correcta, en especial desde el punto de vista histórico. Según todas las fuentes, incluidos varios historiadores alemanes, parece ser que es fiel a los eventos de aquel día, excepto por un par de detalles, como que los conspiradores nunca llegaron a tener tanto éxito como se sugiere en la película. De hecho, es falso que los reservistas llegaran a poner a Goebbels en el brete de suicidarse con una cápsula de cianuro, ya que cuando comunicaron las órdenes de arresto, el Mayor Otto Remer solicitó confirmación por teléfono, momento en que le informaron de que Hitler seguía vivo.

Pero no es en esto en lo que falla la película que, como digo, es bastante correcta. El problema es la falta de “vida”. ¿Cómo explicarlo? Quizás el mayor culpable de este efecto sea el propio Cruise, que por fortuna no ha caído en el error de convertir a Stauffenberg en un espía tipo “Ethan Hunt”, pero que tampoco ha sabido meterse en la piel del personaje. Porque Stauffenberg era un coronel, el grado operativo más alto del ejército. Para dirigirse a él había que llamarle “Oberst Graf von Stauffenberg”. Donde este hombre entraba, todo el mundo se cuadraba y taconeaba como si le fuera la vida en ello. Era un héroe de guerra, superviviente de los frentes de Rusia y el Norte de África, condecorado con la Cruz de Hierro de 1ª Clase.

Y no. Lo siento, pero no. Cruise no inspira ese sentimiento ni de lejos. Cuando entra en el salón en el que se reunen todos los conspiradores para poner en marcha el golpe de estado y le dicen que están dispuestos a seguirle, no te lo crees. Cuando habla con algún jefe del Estado Mayor y le arenga sobre esto y lo otro, no te lo crees. Cuando empieza a dar órdenes, separándose de su superior para tomar el mando del complot, no te lo crees. Parece un mal giro del guión, un personaje poco desarrollado.

No es cuestión de músculos, armamento o estética. Cuando Alec Guinness sale del zulo donde le tiene retenido el Coronel Saito en “El puente sobre el Río Kwai”, está arapiento, sucio, enjuto por el hambre y las penalidades, pero se dirige a su captor como si él estuviera al mando de la situación. Sencillamente, Cruise no da la talla.

Tampoco está a la altura de las circunstancias el director, Bryan Singer, que desde que hizo la primera entrega de X-Men parece que no encuentra proyectos en los que lucirse demasiado. Qué lástima, con lo bien que lo hizo este hombre en “Sospechosos habituales”. No es el mismo Singer el que dirigió aquel coro de personajes que el que arrastra este barullo de personajes secundarios, sin un claro protagonista de la historia.

La mejor, posiblemente, la actriz que da vida a la esposa de von Stauffenberg.

Trailer:

Valkiria (2008)

Desde $3.99
7.1

Premisa

6.0/10

Guión

8.0/10

Interpretación

6.5/10

Producción

8.0/10

Música y sonido

7.0/10

Pros

  • La ambientación.
  • La razonable fidelidad histórica.
  • Los secundarios, todos excelentes.

Cons

  • El ritmo... un pelín lento.
  • Tom Cruise no inspira.
  • El clímax final, algo insípido.