Dicen que todo lo que va antes de un «pero» no vale para nada. Pues eso. Stephen King es un novelista de innegable talento PEERO hay que reconocer que tras su primera época de juventud, las historias que ha escrito se han ido convirtiendo en ladrillos difíciles de tragar y a menudo muy por debajo de lo que se podía esperar. Pero claro ¿estamos valorando la película o el libro?
El problema, que lo comento de vez en cuando, es que el libro se usa como reclamo de lo maravillosa que va a ser la película. En el caso de La Torre Oscura estamos no ante una novela, sino ante una serie de novelas que totalizan más de 4.200 páginas de texto con una cosmología sumamente elaborada, que enlaza con otras obras de King y que ha generado una considerable base de seguidores. El éxito podía parecer garantizado y, sin embargo, el tortazo en la taquilla de Estados Unidos fue considerable, consiguiendo a duras penas recuperar el presupuesto de producción. No ha sido el fracaso estrepitoso que algunos han dicho pero, ejem, tampoco es el éxito que podría haber sido.
¿Qué es lo que falla? Valoremos la película al margen de las novelas y nos encontramos con una historia de terror para adolescentes, en la que el protagonista es un chaval con madre divorciada, padrastro violento y entorno colegial conflictivo, que sueña con visiones de un mundo fantástico y oscuro, en el que los niños son atados a sillas en las que parecen sufrir horribles tormentos. En esos sueños aparecen dos personajes destacados: un pistolero que parece encarnar los valores del bien y un individuo enjuto, alto y frío que parece encarnar el mal en sí mismo.
El desarrollo es predecible, soso, aburrido y exasperante. Me recuerda a la primera película que hicieron sobre los cuentos de Narnia, porque allí igualmente partían de un material novelado que daba bastante de sí, pero el resultado fue una lamentable historia de mozalbetes en la que vemos personajes poderosos girar en torno a tres niñatos que no saben lo que hacen. Aquí tenemos de nuevo a un personaje fuerte, el pistolero, superviviente de una larga estirpe de defensores del bien, investido de poderes sorprendentes, pero cuya voluntad parece estar supeditada a los caprichos de un adolescente cuyo mayor talento es quedarse con la boca abierta media película o salir corriendo cada vez que hay un problema.
Si Idris Elba está decente como pistolero, Matthew McConaughey está que se sale como embajador del mal. Son lo mejor de la película y, como decía el propio Stephen King en varias entrevistas, si la productora no se hubiera empeñado en hacer una historia para todos los públicos y hubiesen dejado el humor negro y la violencia del original, seguramente estaríamos ante algo memorable. Peeeero… alguien decidió que esto tenía que ser otra película siguiendo la estela de los vampiros juveniles y lo que ha quedado es otra novela de Stephen King maltratada, que pasará al olvido en poco tiempo.
¿Merece la pena verse? Puessss… si. Una vez, una tarde que la pilles en la tele y que no haya nada mejor que hacer, puede. Pero te advierto que vas a desear varias veces que ganen los malos y tiren de una vez la torre oscura para librarte del chico.
Hay una serie de televisión en marcha basado en la misma serie de novelas que, en principio, iba a ser una continuación de la película pero que a la vista de los resultados se están planteando que sea un reinicio. Ya veremos…
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