Black Snake Moan es una historia de redención y final feliz, pero no en el estilo de los cuentos de hadas clásicos, sino una redención a hostias, con cadenas, alcohol y muchos problemas de por medio, que te recomiendo vivamente.
Que el protagonista se llame Lazarus, nombre de enormes connotaciones bíblicas, que lo interprete Samuel L. Jackson, famoso por ese monólogo también bíblico de Pulp Fiction, y que la cosa vaya de renacer de las propias cenizas, nos advierte ya de que se trata de una historia muy pensada, llena de significado en cada paso que da.
Lazarus es un músico de Jazz venido a menos, que vive en una cabaña bastante destartalada en algún pueblo perdido del sur profundo. Pero profundo. Y un día no se encuentra otra cosa que una chica medio desnuda en el camino que lleva a su casa, con señales de haber recibido una importante paliza.
Lazarus la recoge, la cuida y le cuelga una gruesa cadena de eslabones a la cintura con la firme intención de no dejarla ir hasta que no se haya curado de todos sus males y haya expulsado al diablo de su vida. Parece un rollo, pero no lo es en absoluto. Que esa chica, prototipo de «white trash», que parece buscar su perdición por todos los medios, sea Christina Ricci te deja con la boca abierta un buen rato.
El camino de la redención no es fácil ni es recto y en sus primeras fases tenemos un buen conflicto entre ambos protagonistas. Una chica atrapada en la cabaña de un sesentón, que no deja de hablar de Dios y que dice que te va a curar de todos tus males. Pfff… pinta fatal. Pero el desarrollo es una historia de apoyo y redención mutua que termina por crear una sincera amistad entre estas dos personas, perdidas cada una por motivos distintos en épocas distintas de su vida.
Otro que me deja con la boca abierta es Justin Timberlake, que aparece ahí como el novio posesivo y violento, en un papel distinto a lo que se espera de una estrella de la música que busque papeles sencillos para rentabilizar su fama. No está a la altura de Ricci o Jackson, pero tampoco lo hace nada mal.
La película pasó sin pena ni gloria por las taquillas, pero si tienes oportunidad te recomiendo mucho que la veas. No te va a dejar casi un momento de tranquilidad y terminarás con ganas de levantarte y arreglar cosas en tu vida.
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